jueves, 21 de abril de 2016

Niñas sin futuro Un testimonio en primera persona



En medio de la tragedia que han generado los terremotos, en mi país, Nepal, alzamos una voz a nivel mundial, una voz que vaya más allá del clamor por la triste, terrible y agónica situación de las mujeres en esta región del Himalaya.
Las mujeres aquí somos esclavas de nuestros maridos, de nuestras etnias, nuestras familias y nuestras tradiciones.
Cuando nací llegué con cadenas que me acompañan el resto de mi vida: deciden por mí desde siempre, me maltratan por ser mujer, como menos que un niño varón, no voy a la escuela, deciden mi suerte para el matrimonio y cuando llega esa hora paso al servicio de la familia de mi marido que me maltrata y , en ocasiones podría abandonarme si engendro mas niñas que varones. Si consiguiera trabajo, ganaría menos que un hombre. Imaginaros como será nuestra existencia si se sabe que tenemos un promedio de vida por debajo del resto del mundo.
Esto es debido al alto número de partos, la falta de asistencia médica y los pesados trabajos antes, durante y después de la gestación.
El nivel de explotación es notorio por las tareas esforzadas que debemos cumplir, los escasos salarios y las deprimentes condiciones de vida. No tenemos esperanza.

                      Marta Cortázar Marchena de 4ºD

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