Una historia con final feliz
Hace unos días que Bhim y Kumar, personal local de
Educanepal que ayuda a José, cuando venían de vuelta de una aldea, se
encontraron en un autobús a dos niñas, Pramila y Urmila, de 10 y 13 años de
edad. Le preguntaron a las niñas a donde iban y estas contestaron que iban a
Kathmandu para trabajar en una fábrica de alfombras. Les acompañaba una chica mayor
de 19 años, Nirmala.
Ante esta situación Bhim y Kumar decidieron contactar a la
policía, pues era un claro ejemplo de tráfico de niñas para su explotación
laboral.
En las fábricas emplean a niñas pequeñas que trabajan de 5
de la mañana a 8 de la noche y apenas le dan un salario que no supera los 30
euros mensuales.
Educanepal vigila que estas niñas continúan con sus familias
y van al colegio, así podrán cambiar su presente y su futuro
Jesús Bahos Torres 4ºD y Adrián Román 5ºB
Hace unos días que llegó Asmita, de siete años, a la casa de
acogida de José.
De pequeña sus padres vivían cerca de Pokhara y trabajaban
haciendo alfombras. Un día su padre tuvo un sueño en el cual debía trasladarse
al este de Nepal para visitar un emplo, así que cogieron todas sus pertenecías
y emigraron a Udaypur. Luego tuvo otro sueño en el que debía suicidarse, y así
lo hizo, dejando a dos hija y su mujer. Así es el mundo de las supersticiones y
las creencias en Nepal.
La madre de Asmita no encajó bien la muerte de su marido y
comenzó con trastornos mentales, hasta el punto de no poder cuidar de su hija y
dejarlas al cuidado de vecinos que veían en peligro la vida de la niña. Hace un
mes José se enteró del caso, hizo el proceso de investigación, papeleo y la
trajo a su residencia.
Niñas como Asmita son carne de cañón para las mafias, que
buscan allí donde la gente es más vulnerable debido a la pobreza en la que
viven. Pero afortunadamente para ella, está en casa, ya matriculada en primero
de primaria y aprendiendo en ratos libres a cultivar verduras, a bailar, a
convivir, a ser feliz.
Estela
García García 5ºB
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